“Pero yo digo que el que mira con pasión sexual a una mujer ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.” Mateo 5: 28 NTV
Jesús sabía muy bien cuando enseño esto, ya que la lujuria no es el resultado de un impulso sexual, ó un fenómeno biológico ó un producto de nuestras glándulas porque si así fuera, se podría satisfacer con una experiencia sexual, al igual que un vaso de agua calma la sed o una comida satisface el apetito. Por el contrario, entre más se intenta apaciguar la lujuria, más exigente se vuelve. De modo que no hay suficiente erotismo en el mundo para satisfacer el insaciable apetito de la lujuria.
Como resultado cuando negamos la lujuria, no estamos reprimiendo un instinto natural. Al contrario, estamos dando muerte al pecado; y de la misma manera que el cáncer es la muerte para una célula normal, la lujuria lo es para el sexo. Es por esto que al negarnos a la lujuria no nos convertimos en seres asexuados sino vemos el sexo desde la perspectiva correcta, buscando satisfacerlo como Dios dice y no abriendo un pozo sin fondo.
JOSUE FAJARDO | PASTOR SIN MUROS
@josuefajardosm