“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.” Juan 19:2 RVR1960
Este pasaje nos pone nuevamente de frente ante la verdadera agonía y sufrimiento de Jesús, es la quinta frase que pronuncia que le provocó un ardiente sed.
La Sed que padeció Jesús, no solo fue una sed fisiológica, fue la necesidad de saciar la sed del mundo, esa sed que experimentamos cuando estamos lejos de Él.Lo que Jesús anhela es que sus hijos tengan sed de Él, que vivan una profunda relación, que crean en su amor y su misericordia.
Quizá últimamente te has sentido en uno de los peores desiertos de tu vida, en donde la sed de ver resultados cada día crece más, sin embargo no puedes rendirte, no lo puedes hacer porque Dios siempre ha estado contigo, a pesar de lo duro del desierto Él está allí, a pesar de la enorme sed que puedas tener, Él sigue estando allí, solamente descansa, no te quejes y con una actitud humilde rinde tu ser ante Él, estoy seguro que Dios puede sacar agua de cualquier lugar y darte de beber para que cobres ánimo, solamente no te rindas.
RAFAEL APONTE | PASTOR SIN MUROS
@rafael.aponte.92775