“Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía’’ Salmo 133:1 NTV
Dios quiere que los hermanos vivan en armonía y que se amen entre ellos. Sin embargo no siempre es así, las rivalidades, discusiones y peleas entre ellos, generan muchas veces heridas que a veces son difíciles de restaurar en la familia. La rivalidad entre hermanos puede provenir de celos, egoísmo o parcialidad de los padres y podría superarse con amabilidad, respeto y por supuesto con amor.
Jesús dijo que los dos mandamientos más importantes eran amar a Dios y amar a nuestro prójimo, refiriéndose a quiénes están cerca de nosotros, y nadie está más cerca de nosotros que nuestros propios hermanos.
Una de las cosas que el enemigo de nuestras almas busca es interponerse en medio de las relaciones establecidas por Dios. Cuando cubres las relaciones familiares con oración habrá menos ocasiones de tensión o ruptura entre ellas.
Dios dice que no podemos decir que amamos a Dios si en nuestro corazón odio a mi hermano. Este es un tiempo para ponernos a cuentas con nuestro hermano en un espíritu de perdón y reconciliación.
RAFAEL APONTE | PASTOR SIN MUROS
@rafael.aponte.92775